La mezcla de edades

En Kaleide creemos que la diversidad es siempre una oportunidad. Experimentar la diversidad (tanto de edades como de habilidades) ayuda a los participantes a ver que hay otras formas de pensar y de actuar que son igualmente válidas, o incluso más generosas o inteligentes que las nuestras. En un contexto que acoge la diversidad es más fácil que se tengan en cuenta las necesidades y puntos de vista de cada persona. Por añadidura, la diversidad visibiliza la diferencia y la normaliza, lo que constituye una oportunidad para reflexionar y promover el respeto hacia otras personas.

En nuestra escuela los grupos no se organizan tanto por edad sino de forma vertical, en función de dinámicas personales y grupales, preferencias personales y relaciones. Las participantes pueden relacionarse y trabajar juntos independientemente de su edad, y esto les permite compartir conocimientos y habilidades entre sí y con las facilitadoras.

Las facilitadoras y los participantes más mayores proporcionan a los pequeños apoyo y un modelo a seguir. Los niños y niñas pequeños desarrollan así nuevas habilidades y entendimientos al colaborar con los mayores dentro de su zona de desarrollo próximo, como ya apuntó el psicólogo Lev Vygotsky.

Los niños y niñas mayores están más cerca de los pequeños en nivel de energía, preferencias y estrategias de pensamiento que las personas adultas, y por eso es más natural que los pequeños los imiten. En un entorno donde hay mezcla de edades, los niños y niñas aprenden de los mayores observándolos y escuchándolos, incluso cuando no están interactuando directamente con ellos. Los mayores, por su parte, aprenden a cuidar de los pequeños y a ser responsables, y se benefician de participar en los juegos creativos y simbólicos de los pequeños.

Diversos estudios han mostrado que la experiencia de enseñar a otros niños más pequeños lleva a los niños y niñas mayores a ser más responsables, empáticos y colaboradores. En Kaleide, aprender es también compartir nuestros saberes y aprendizajes, inspirar a otras personas y estar dispuestas a ayudar a cualquiera que nos lo pida.

Foto de Ben White en Unsplash